CON TRISTEZA, CONMEMORAMOS EL DÍA INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS DESDE AMERICA LATINA

Si bien los derechos humanos se definen como aquellos inherentes a todas las personas sin distinción de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición, el respeto de su principio de universalidad ha sufrido, sin duda, un retroceso en los últimos dos años en América Latina y El Caribe.

En un año marcado por violaciones y transgresiones a los derechos humanos en la región –hecho constatado por múltiples informes realizados por diversas entidades especializadas como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) y Amnistía Internacional–, conmemoramos, desde la región, un día tan importante a nivel internacional como lo es el Día de los Derechos Humanos, con inmensa tristeza.

Los principales hitos que ponen y han puesto en riesgo nuestra condición de nacer libres e iguales, principalmente por el deterioro de la democracia, la desigualdad, la discriminación, las oleadas de violencia y uso excesivo de la fuerza, las detenciones arbitrarias e impunidad y el daño al medioambiente, que ha sido la tendencia y la regla a lo largo de toda la región, no nos permiten hoy conmemorar este día con otro ánimo.

Ejemplos concretos de lo antes mencionado lo constituyen:

En lo que refiere a deterioro de la democracia, una serie de hechos preocupantes, basados en el quiebre de los márgenes constitucionales debido al descontento social, la radicalización política y la opinión pública polarizada, que desencadenaron el empleo de la violencia de Estado y la reaparición –como soporte de “pacificación”– de las Fuerzas Armadas como “árbitro” en Chile, Bolivia, Ecuador y Venezuela generando prohibición de libertad de movimiento, uso letal de la fuerza, tortura y malos tratos, lesiones graves, empleo de armas potencialmente letales y la limitación del trabajo de personas defensoras de derechos humanos, entre otras consecuencias.

En materia de pobreza y desigualdad se registra que más de un 76,8% de la población de América Latina pertenece a estratos de ingresos bajos o medios-bajos. Del total de la población adulta de los estratos de ingresos medios, más de la mitad no ha completado la enseñanza secundaria; el 36,6% se inserta en ocupaciones con alto riesgo de informalidad y precariedad. A ello cabe adicionar que el 30,1% de la población de la región se encuentra bajo la línea de pobreza, mientras que un 10,7% vive en situación de pobreza extrema, tasas que aumentarían a fines de 2019 a 30,8% y 11,5%, respectivamente.

Respecto a violencia de género, la región se posiciona como una de las regiones más violentas contra las mujeres. El número de homicidios femeninos está en aumento, y dos de cada cinco son resultado de la violencia doméstica. Alrededor del 30% de las mujeres han sido víctimas de violencia por parte de su pareja o ex pareja y el 10,7% han sufrido violencia sexual fuera de la pareja.

En lo que refiere a violencia e impunidad, se registraron más de 34.000 personas sometidas a desaparición forzada y prácticas frecuentes de ejecuciones extrajudiciales en México.

El impacto del cambio climático en zonas y comunidades vulnerables, que conduce al derretimiento de los glaciares y el aumento del nivel del mar agrava las inundaciones sobre los ecosistemas costeros naturales y socioeconómicos en la región sur de Brasil. Huracanes más intensos en Puerto Rico, sequías en Chile, e inundaciones por fuertes lluvias en Argentina, Uruguay y Perú son sólo algunos ejemplos.

La crisis migratoria y de refugiados, ocurridas entre 2010 y 2019, arrojaron un número de personas migrantes en América Latina y el Caribe que aumentó de 30 a 40,5 millones, lo que equivale a 15% del total de migrantes a nivel mundial. Entre 2000 y 2019, la proporción de migrantes intrarregionales aumentó de 57% a 70% del total. Venezuela con 4,6 millones de personas refugiadas y migrantes se convierte en el éxodo más grande en la historia reciente de la región seguido del triángulo norte de Centroamérica y sumado también a la amenaza de la implementación del proceso de paz en Colombia.

Las amenazas y el bloqueo de la libertad de expresión, se han visto profundizadas desde 2012 hasta el día de hoy, debido a la escalada de violencia contra los periodistas, el acoso legal y el trato crecientemente hostil de los medios privados e independientes por parte de algunos Estados o movimientos políticos. La cantidad de asesinatos de periodistas que registra la región es la segunda más alta del mundo.

Este panorama llama a la reflexión, nos convoca a repensarnos como región y establecer, de cara al futuro, los retos que tenemos que enfrentar. Hacemos un llamado a la lucha y denuncia de todas aquellas prácticas y acciones que pretenden reducir los derechos universales y la vida con dignidad.